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Oculus
jueves, 14 de abril de 2016
Quiso Neruda una última morada
que mirase al mar, al Pacífico. Desde este lado del mundo otros difuntos miran
al mar, al Cantábrico, desde el que probablemente es el cementerio más bonito
de España.
Luarca
es la capital del concejo de Valdés, en el Principado de Asturias. Se trata de
una localidad por la que pasa del Camino de Santiago costero y cuenta con
albergue de peregrinos, situado en Almuña, a unos dos kilómetros de la villa, tiene
un importante puerto pesquero y una población de algo más de cinco mil
habitantes.
Luarca
posee uno de los cementerios más antiguos y quizás más bonito de la costa del
Cantábrico. Está situado en la
Atalaya , un saliente que se alza de forma espectacular sobre
la mar. Los acantilados dan al cementerio un aire marinero, incluso hay que
señalar que el faro está en uno de los extremos del campo santo.
Pero la costa asturiana y la gallega al igual que la cántabra está salpicada de estas “quintanas de los muertos”, siempre asentados sobre los costados marinos. Como dice la historiadora del arte funerario dela Cornisa Cantábrica
Carmen Bermejo, en su libro Arte y Arquitectura Funeraria, Los Cementerios de
Asturias, Cantabria y Vizcaya (1787-1936), estos
emplazamientos mortuorios establecen una especie de “idilio entre la muerte y el agua”.
Pero la costa asturiana y la gallega al igual que la cántabra está salpicada de estas “quintanas de los muertos”, siempre asentados sobre los costados marinos. Como dice la historiadora del arte funerario de
Todo
ello muy acorde con la historia y la tradición de Luarca, una de las villas
marineras más destacadas de toda la costa norte de la península.
El Cementerio de Luarca fue construido entre 1809 y 1813, esta
ubicado en La Portilla , en el promontorio de La Atalaya.
Vive un poco de espaldas a la villa marinera y comercial, y
podemos decir que su contenido no es que
tenga una excelente factura en su conjunto, sino que lo que le hace ser
tan admirado es lo que contiene y su entorno. Eso es lo que hace aparecer a los
ojos de muchos como Sublime, y ser uno de los cementerios españoles más
fotografiados.
Pero
aparte de ese maravilloso entorno, el camposanto de Luarca guarda algunos otros
secretos que le hacen aún más interesante, como ser la última morada
de premio nobel de medicina y fisiología en 1959, Severo Ochoa y
cuyo enterramiento destaca por la humildad con los de su entorno.
Una placa de mármol sobre la lápida reza:
"Aquí yacen Carmen y Severo Ochoa. Unidos toda una vida por el amor. Ahora
eternamente vinculados por la muerte". Ni una referencia a los honores
recibidos por el científico.
Otro
de los panteones que más contrasta en este promontorio es el dedicado al
Indiano Ramón García.
El
arquitecto Julio Galán Carbajal
levantó para el “indiano” Ramón García una
imponente Capilla Funeraria, que según la profesora Bermejo aunque las
formulaciones iniciales abarcan desde el eclecticismo al Art Noveau, para
terminar dejándose llevar por la corriente vienesa a partir de 1912. El panteón es un edificio
realizado en piedra y mármol, de estructura rectangular en la base, aprovechando
además el desnivel de terreno provocado por las terrazas del cementerio. A
partir de esta estructura dos molduras de en los ángulos, permiten el
tránsito hacia un remate octogonal en el que se abren vanos a cada frente
recto mientras que los machones se incrustan placas con ornamentación vegetal
así como símbolos funerarios.
El
Panteón de uno de los grandes banqueros astures los Trelles , no es que destaque por su hermosura
pero si lo hace por su monumentalidad.
También
hay obras modernistas como el panteón dedicado a Manuel Cernuda Álvarez, del
escultor Joaquín Rubio Camín.
Hasta el campo santo llega el
murmuro de las olas del mar.
Es este, un cementerio lleno de luz y esperanza.