Archive for agosto 2016
Casas malditas: La casa de las sirenas
By : Oculus
Nos desplazamos a Sevilla, la capital andaluza, a una de sus
zonas más conocidas.
Ubicado en plena Alameda de Hércules, circulan dos versiones
sobre la construcción del palacete
residencial de estilo francés. Según la primera, el origen de La Casa de las Sirenas
arranca con la princesa Ratazzi, María Leticia Wyse Bonaparte, descendiente de
Napoleón. Buscando un lugar adecuado para su retiro, eligió Sevilla, y encargo
al barón Haussmann la construcción del edificio. El barón estaba plenamente de
moda en aquella época; no en vano había sido el elegido por Napoleón III para
la remodelación de Paris.
María Leticia Wyse Bonaparte |
Barón Haussman |
La segunda versión, la más probable por la constatación de
documentos históricos, dice que D. Lázaro Fernández de Angulo, marqués de
Esquivel y rico terrateniente, ordenó la construcción del palacete en el lugar
de paseo preferido por la “gente bien” de Sevilla en la época, el Paseo del
Río, quedó finalmente destinado a caballerías y carruajes, mientras que a la Alameda se solía acudir a
pie.
El edificio comenzó a edificarse en 1861 y se terminó en 1864 bautizándose
como “El Recreo de la Alameda ”,
1.800 metros
cuadrados , de los cuales 1.200 estaban ocupados por
una edificación con techos de pizarra, de dos plantas más un ático
abuhardillado iluminado con mansardas. Se encargó del proyecto el famoso
arquitecto Joaquín Rodríguez Ayarragaray, que lo comenzó en 1.861, entregándolo
tres años después.
Contaba con un patio central y jardines afrancesados,
aislados del exterior por un muro culminado por motivos románticos. En las
rampas laterales que daban acceso a la puerta jambas de la portada, que
dieron origen al nombre popular de “La Casa de las Sirenas”. En la actualidad las
estatuas pertenecen a un anticuario famoso y
se encuentran en su casa de Castilleja de la Cuesta. El conjunto se
complementaba con dos edificios anexos que servían a su vez de tapia, y que se
usaban seguramente de caballerizas o almacén.
Marques de Esquivel |
Seis años después de su inauguración, el marqués vendió la propiedad y
esta fue cambiando de manos e incluso llegó a funcionar, durante un tiempo,
como casa de citas en la posguerra.
Su decadencia llegó a tal punto que en 1980
fue deshabitada y abandonada a su suerte. Una de las familias que la habitó
hasta los años 50, fueron los Portilla, una familia bien avenida y culpable de
empezar con la leyenda del inmueble, aunque con anterioridad ya se decía que se
escuchaban voces, pasos, murmullos y gran cantidad de golpes inexplicables.
Uno de sus descendientes podría haber estado confinado dentro
de la vivienda hasta el día en que murió. Al parecer, la causa del encierro era
su condición homosexual, habría optado por llevar una vida de reclusión dentro
de su propia casa, autocastigándose por ello. Otra versión afirmaba que el
enclaustramiento no había sido voluntario, sino obligado por sus propios
familiares, temerosos de que el "pecado nefando" de su pariente
saliera a la luz pública, siendo muchos los que afirmaban que además lo
mantenían atado para que no se escapase. Tal vez su muerte fuera natural, tal
vez provocada.
Y es entonces cuando comienzan los rumores de que la casa está
encantada; voces, figuras que vigilaban a los viandantes desde las ruinosas ventanas…Parecía
que el sufrimiento del joven había impregnado el palacete. Pero todos
coincidían en que el supuesto fantasma que habitaba en las ruinas de la casa
era el suyo: ya que había estado atado a la casa en vida (literalmente), seguía
estándolo después de muerto.
En 1.992 la adquiere el Ayuntamiento de
Sevilla, emprendiendo su reconstrucción, réplica de
la original. Actualmente es Centro Cívico del Distrito "Casco
Antiguo", con abundantes actividades culturales: conferencias, conciertos,
exposiciones, etc. Con su nueva ocupación, han vuelto los hechos inexplicados.
Es entonces cuando los sucesivos guardias de seguridad del edificio afirman ver
una figura que deambula y siempre se dirige a las antiguas caballerizas de la
casa.
Portada de Casa de las Sirenas en la actualidad |
Sea como fuere, La Casa de las Sirenas ha vuelto con todo su
esplendor, tanto en lo arquitectónico como en lo paranormal.
Casas malditas: La casa de los miedos
By : Oculus
LA CASA DE LOS MIEDOS
Abandonamos la península para
trasladarnos a la zona más septentrional de la isla de Gran Canaria, al
municipio de Santa María de Guía, un lugar cargado de tradiciones que
hace de él, un entorno totalmente mágico, con una energía muy particular, un
halo de misterio que hace del lugar más majestuoso. A lo largo de los
años, se han podido ver desde luces que cruzan los cielos nocturnos,
a presencias fantasmales en varios lugares de esta parte norte.
Cuando las personas que habitan un
lugar lo abandonan, a lo largo del tiempo, este, acaba cayendo fulminantemente
por el mismo abandono, donde ratas y demás animales campan a sus anchas ajenos
a lo que tiempo atrás a sucedido. Muchas de estas viviendas abandonadas,
no lo están por el simple hecho de estarlo, si no por factores
totalmente ajenos a los corrientes.
Y es que el misterio no centra
solo en grandes y lujosos y antiguos palacios. En esta ocasión los fenómenos
ocurren en una pequeña casa de forma rectangular, de unos 80 metros cuadrados,
con un gallinero en la parte trasera donde se alojaba un pequeño trastero
externo y un terreno de cultivo.
No se sabe con exactitud cuando
estos fenómenos empezaron a suceder. Pero hay una teoría que se cree que
es la más acertada de todas las que hay. Esta cuenta como una pareja
de recién casados, codiciaban fama y dinero, timando y robando
el dinero a muchas familias de la zona. Una fría y lúgubre noche, un
turba de vecinos enfurecidos por el comportamiento de la pareja, decide tomarse
la justicia por su mano y con un ambiente cargado del más puro odio, deciden
matar a todo su ganado y gallinas.
La familia extrañada por el
alboroto decide ir a defender a sus animales, pero esta acaba igualmente
asesinada por sus deudores que querían venganza. Los vecinos de la zona no se
percataron de lo ocurrido, ya que esta pareja por
su temperamento tan arisco y antisocial, nadie en el pueblo
se percató de su ausencia.
Pero lo que hace que su historia
haya llegado hasta nuestros días, son los horrores que sus habitantes posteriores
sufrieron en su interior.
Según el testimonio de la hija
del penúltimo propietario, las calamidades que pasaron sus padres en la época
en la que la habitaron les llevaron a buscar otra casa en la que vivir, a pesar
su mala situación económica, fruto de la época de la transición.
Al caer la noche, la casa se
envolvía en un halo de negatividad e inquietud, acentuada por los fenómenos que
acontecían a altas horas de la madrugada. En el cuarto, separado del resto de
la casa por un simple tabique de bloques antiguos, se empezaban a escuchar
pequeños golpes, como el caer de una gota desde el techo al frío e inhóspito
suelo, que crecían en el eco de la soledad de la casa.
En un principio les creó más
curiosidad que pavor, el hecho de no encontrar explicación tras buscar el origen
de los sonidos les llevó a la desesperación, siendo imposible conciliar el sueño
tras el tac, tac, tac durante toda la noche, desde el otro lado de la pared. Pero
si se iba al otro lado, se oía desde donde venías y todo sin rastro de
cualquier tipo de humedad en las estancias.
Otra noche, a los inquilinos los
despierta un gran jaleo, ruidos fuertes, golpes en las paredes y voces que
despiertan a toda la familia. El padre de familia, ya cansado de escuchar esos
berridos y sonidos extraños, decide ir a investigar. Cuando sale de la casa,
descubre que los ruidos provienen del gallinero, inmediatamente no lo duda y
corre hacia este, pensando que le estaban robando sus gallinas. Cuando
este llega al gallinero, se queda perplejo, porque estando en el lugar de donde
provenían esos ruidos, no había absolutamente nada ni nadie. Los animales
incluso, gozaban de un sueño placentero y profundo.
Los habitantes del pueblo, la
comenzaron a llamar "la casa de los miedos" ya que cada
familia que entraba en ella, no llegaba al año de estancia en la casa.
Estos fenómenos se acentuaban
según pasaba el tiempo en que la familia vivía en la casa, llegando al punto en
el que la sensación de sentirse vigilados y observados desde los alrededores
del inmueble por alguien completamente invisibles les hizo plantearse buscar
otra casa en la que vivir.
La joven familia se ve
sorprendida al descubrir que, al igual que ellos, los anteriores inquilinos de
dicho inmueble, huyeron de los molestos fenómenos que allí ocurrían, historias que
eran conocidas por todo el pueblo.
Después de unos años, los siguientes
moradores de la casa también se fueron, alegando que les pasaban cosas todavía
más raras, y nadie volvió a vivir allí.
Hoy en día, muchas personas aseguran que el espíritu de la familia que
fue asesinada, todavía vaga por esa finca, llena hoy de matorrales, que la hace
aún más misteriosa.
Casas malditas: El Palacio de Güeñes
By : Oculus
PALACIO DE GÜEÑES
Sucesos llenos de misterio, leyendas
cargadas de voces quejumbrosas, sombras y oscuridad hallaron su espacio en las
conversaciones miedosas de la gente de algunos pueblos del lugar.
Nos
encontramos en Güeñes, provincia de Vizcaya. Más
concretamente en el Palacio de los Amézaga, un edificio grandioso, no
concluido, que empezaron a edificar tres hermanos, nacidos en aquella zona, los
cuales llegaron a ser generales en tiempo de Felipe V.
El palacio inacabado que ha llegado hasta nuestros días se
levanta, al parecer, sobre otra casona anterior, también propiedad de los
Señores de Amézaga. Cuenta la leyenda que a principios del siglo XVIII,
Baltasar Hurtado de Amézaga invitó al monarca Felipe V, con quien mantenía
amistad, a acudir a Güeñes y sentirse en la localidad como en su casa. «Allá en el encantador valle de Salcedón tiene su
morada cuando guste, Su Majestad», dijo.
Felipe V |
El rey, airoso, le contestó que “no había en Güeñes hogar
apropiado para alojar al Rey de España”. Para restituir su honor herido,
Baltasar de Amézaga encargó en torno a 1709 a uno de los mejores arquitectos de la
época, Martín de Zaldúa, la construcción de un imponente palacio.
Antes de la conclusión del mismo, Amézaga murió en Flandes
y las obras se paralizaron. Llegados a este punto, surgen otras leyendas.
Las envidias de otros nobles, por el trato y la amistad entre el general y el rey, tomaron la forma de un miserable jorobado que no dudó en acudir a un afamado judío de Balmaseda, hechicero para más señas, para que lanzara una maldición a los Amézaga y así no pudieran terminar su obra. A cambio, el jorobado vendió su alma al diablo que se la arrebató a orillas del mar, a los pies del monte Serantes. Y así, la maldición se cernió sobre el inconcluso palacio de los Amézaga.
Las envidias de otros nobles, por el trato y la amistad entre el general y el rey, tomaron la forma de un miserable jorobado que no dudó en acudir a un afamado judío de Balmaseda, hechicero para más señas, para que lanzara una maldición a los Amézaga y así no pudieran terminar su obra. A cambio, el jorobado vendió su alma al diablo que se la arrebató a orillas del mar, a los pies del monte Serantes. Y así, la maldición se cernió sobre el inconcluso palacio de los Amézaga.
Otra de ellas afirma que uno de los hijos de los Amézaga
murió a causa de una enfermedad contagiosa. Tras su muerte, sus ropas fueron
regaladas al hijo de una familia vecina, quien pronto enfermó y acabó también
muriendo. Su madre, destrozada, acabó por perder la cabeza y los gritos y
lamentos se sucedieron…incluso tras la muerte de esta.
Pasaron los años y los hijos de la familia Amézaga todos
arquitectos, quisieron continuar la labor de su padre. Uno tras otro fueron
muriendo conforme retomaban las obras sin que se pudiese dar término al
proyecto de su padre: había nacido la leyenda del “Palacio de las Brujas”.
Habitación interior del Palacio |
Con los siglos la obra inacabada terminó por
abandonarse. La maleza cubrió sus muros y salones y, desde entonces, los
vecinos del pueblo afirman escuchar escalofriantes ruidos y lamentos de mujer.
Güeñes es lugar rico en tradiciones
supersticiosas, sucesos de brujas, males de ojo y demás leyendas
escalofriantes.
Casas malditas: La casa de los Bayón
By : Oculus
LA CASA DE LOS BAYÓN
El Rayán es una casona
perteneciente al Concejo de Aller, a la parroquia de Moreda particularmente.
Bonito y acogedor pueblo
asturiano, enclavado en la sierra del Áramo, donde se trasladó la familia
Bayón desde la localidad leonesa de Camplongo, para trabajar en la mina en
pleno auge, a principios del siglo XX y que contaba con unos 50 vecinos, muy
distinto a hoy día, ya que sólo quedan diez habitantes registrados y en pie
seis edificaciones.
Todo comenzó en 1915 a raíz del nacimiento
de Juan, decimotercer hijo de Eusebio Bayón y Concepción González. Una noche,
el llanto del niño despertó a su madre,
quien acudió hasta su habitación y se
quedó paralizada por el miedo. La cuna se estaba moviendo violentamente mecida
por manos invisibles. Todas las noches ocurría los mismo llevando a la
desesperación a la familia quien decide contar al pueblo lo que estaba
ocurriendo en su casa, llegando a temer por la vida de su hijo.
En una ocasión un amigo de la
familia acudió para intentar sujetar la cuna, pero los movimientos eran de tal
violencia que desplazó ésta varios metros y acabó tirando al pobre hombre al
suelo.
A partir de aquí, los fenómenos
se multiplicaron, ocurriendo siempre en la noche y solían durar desde la una hasta
las cuatro de la madrugada. Se escuchaban
grandes golpes en las paredes y puertas de la casa sin motivo aparente seguidos
de lamentaciones y quejidos. Las luces se encendían y apagaban solas y en el
desván se sentía el arrastrar de cadenas.
Los fenómenos cada día iban a más
y en ocasiones eran tan fuertes que muchos de los objetos que había almacenados
en el desván, aparecían en el segundo piso de la vivienda. La aparición de
piedras en la casa que caían sin que hubiese ningún cristal roto también
causaba pavor a aquellas pobres gentes. Pero sin duda uno de los fenómenos que
más miedo les dio a Concepción y su hija Soledad, fue el movimiento
de un crucifijo, que se alzó en el aire pared contra pared.
Felicita Bayón sujetando el
retrato de su madre y de su abuela
|
En la habitación en donde estaba
la cuna con el pequeño Juan, Concepción tenía una cómoda, siempre cerrada con
llave, llena de rosarios y escapularios. A veces cuando Concepción iba a ver al
niño se encontraba éstos sobre el bebé formando una cruz o colgando de sus
orejas, según recuerda una de las nietas del matrimonio, Felicita Bayón, que fue
testigo de los hechos a pesar de su corta edad y que pudo ser entrevistada por
Grupo Gaipo hace unos años.
Todo el pueblo y alrededores eran
testigos de los ruidos de “la casa del miedo”. Incluso la Guardia Civil
visitaba el lugar de vez en cuando, montaban guardia delante de la casa y
salían despavoridos.” En otra ocasión, descubrieron que la cuna del pequeño
estaba boca abajo con el bebe durmiendo plácidamente, desafiando las leyes de
la física.
Nadie sabía cómo se podía dar fin
al fenómeno. La prensa se hizo eco de los sucesos y muchos grupos espiritas de
entonces se desplazaron a la casa del miedo. Realizaron todo tipo de rituales
extraños pero al igual que los rezos de los curas de largas sotanas, que no
dieron el resultado deseado.
Una noche Concepción de repente
se despertó y levantándose de la cama salió de la habitación. Su marido
asustado, encendió una vela y le preguntó qué es lo que pasaba y Concepción le
dijo que alguien la llamaba desde la otra habitación y que debía ir sola y así
acabar con los fenómenos que estaban atormentando a la familia.
Al entrar en la habitación del
pequeño se encontró una especie de figura humana translucida que le dijo que se
arrodillara…. Allí permaneció Concepción durante bastante tiempo. Incluso llegó
a perder el conocimiento y fue encontrada por su marido quien alarmado por su
tardanza, se armó de valor y fue en su busca. Tras reanimarla, le dijo a su
marido que no podía decir nada de lo sucedido en la habitación, si no,
volvieran a ocurrir los fenómenos con mayor violencia si cabe. Sólo contaría de
lo ocurrido que tenía que volver a Camplongo (León) para realizar unas misas y
encender unas velas.
Retrato de Concepción
|
Cumplió su promesa y los
fenómenos cesaron de repente. Hubo quien achacó el origen de los sucesos a unas
misas que su hermana Catalina pidió en su última voluntad y no se realizaron. Concepción se llevó el
secreto de aquella conversación y de lo que pasó en aquella habitación a la tumba
a los 103 años de edad. Nunca reveló nada de lo sucedido.
En cambio, el pequeño Juan siguió
siendo objeto de pequeños “incidentes” paranormales durante toda su vida,
tirones de pelo, movimiento de objetos etc…. Siendo así, la prueba viviente de
lo sucedido en aquella casa, siendo el protagonista de “El Miedo del Rayán”.