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Posted by : Oculus lunes, 10 de octubre de 2016

                    

                      Hospital “La Cigüeña”


En la segunda entrega de los Sanatorios del Miedo, nos acercamos a la comunidad Valenciana, a su capital mas concretamente ...




Nada hace pensar los tenebrosos fenómenos que alberga la actual Consejería de Asuntos Sociales valenciana, viendo su bonita fachada, adornada con la escultura de una cigüeña portando un bebé, símbolo universal de la maternidad, pero... si oscura es la leyenda, más es su historia.




El popularmente conocido como “Hospital de la Cigüeña” fue construido en 1926, con una remodelación total en 1951. Funcionó como maternidad hasta la década de los 70 y saltó a la fama en marzo de 1990 cuando el diario Las Provincias publicó los testimonios de varios vigilantes de seguridad que afirmaban haber experimentado fenómenos paranormales en sus dependencias:
“En los despachos y pasillos de las consejerías de Trabajo y Sanidad,… antigua Clínica de maternidad La Cigüeña una mujer joven sube escaleras y atraviesa salas vacías buscando a un niño que llora. Una mujer alta, embarazada y vestida con un camisón rosa adornado con lazos en ambos hombros, deambula durante la noche intentando encontrar, desde hace tanto tiempo ya, a un niño que llora en no se sabe dónde. El recorrido de la madre incorpórea finaliza antes de que despunte el alba en una inexistente sala de incubadoras…”




Así lo hizo saber José Antonio C., el guardia de seguridad que vivió  aquellos sucesos inexplicables, Según su versión, hacía ya varias noches que sentía unas extrañas presencias en los pasillos.
El trabajo de José Antonio era sencillo. Era el encargado de ir cerrando las ventanas de los despachos y comprobar que ningún funcionario se hubiera dejado alguna luz encendida. Entre sus costumbres estaba la de hacer la ronda a oscuras, alumbrándose solo con una linterna, ya que de esa forma veía mejor si algún ordenador, fax o fotocopiadora se habían quedado encendidos.

Fue en su ronda del 12 de marzo, mientras paseaba por la tercera planta, cuando sintió como si algo se le echase encima. Fue una especie de sensación, como una fuerza, algo sólido. Y aquello le sucedió al menos dos veces más.

Aterrorizado, acudió inmediatamente donde hubiera luz, e intentó tranquilizarse buscando una explicación que justificara aquella experiencia. De repente oyó como el ascensor se ponía en marcha y paraba en la sala de recepción, donde él estaba. La puerta se abrió y no había nadie. José Antonio salió del edificio y esperó en la puerta hasta que amaneciera y llegase su relevo.
La noche siguiente, empezó a escuchar unos que provenían de lo que supuso era la tercera o cuarta planta y era la única persona dentro de las instalaciones. Los golpes eran fuertes y parecían intencionados, como reclamando su atención. Durante sucesivas noches, se volvieron producir los golpes pero esta vez acompañados de lo que parecían ser “llantos de niño”, además vio deslizarse por las escaleras una sombra que se dirigía hacia él. El aspecto de aquello era como una nube muy concentrada y según su testimonio, aquello “era una cosa inteligente”.


Cuando contó lo sucedido a su compañero de mantenimiento, éste aseguró que no había sido el único, ya que él mismo había tenido algún encuentro con esta “entidad” y también algún consejero.

Una noche comenzó a oír como si alguien en el piso inmediatamente superior caminara con lo que parecían ser unos zapatos de tacón. Subió y sólo pudo comprobar que allí no había nadie. De vuelta a su puesto de trabajo, vio que sus instrumentos de montaje se encontraban en el lado opuesto a donde él solía ponerlos. Nadie podía haber movido aquello.

José Antonio se despidió a los pocos días de aquellos hechos, aunque la empresa de seguridad, reconoció que otros compañeros ya habían escuchado el lamento infantil, viviendo episodios similares con el ascensor,  cambios bruscos de temperatura, aparatos que se encendían solos y de la presencia de la llamada “Dama Rosa”, como así se bautizaría más tarde.
Algunos trabajadores cuentan haber visto a una señora alta y embarazada que llevaba un vestido rosa y lloraba desconsolada buscando a su hijo. Los informes del antiguo hospital maternal sólo recogen la muerte de dos mujeres y sólo una de ellas dio a luz: su nombre era Lourdes, esposa de uno de los médicos del hospital.




Pero en ocasiones, la realidad es más triste que cualquier leyenda. Años después de que saliesen a la luz los supuestos fenómenos paranormales el Hospital de la Cigüeña volvió a resonar en los medios debido al escándalo del robo de niños en la década de los 70.
La mayoría de los casos registrados se produjeron en este hospital. Los padres biológicos eran informados de la muerte del recién nacido y no le permitían ver el cuerpo, aduciendo que ellos se encargarían del sepelio para ahorrarles sufrimiento. Por otra parte, la trama compuesta por doctores, enfermeras y matronas, algunas de ellas religiosas, daban esos recién nacidos a familias adineradas que no podían tener hijos. Los precios oscilaban entre las 50.000 y las 250.000 pesetas. Estos padres pensaban estar tramitando una adopción rápida, pues a menudo eran informados de que la madre había muerto o no quería al bebé. El escándalo saltó a los medios hace pocos años y aún hoy en día continúan apareciendo casos nuevos.


Un lugar, desde luego, marcado por el misterio y la maldad del ser humano……



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