jueves, 20 de octubre de 2016
La tercera parada de Los Sanatorios del Miedo, nos lleva a un pueblo de Murcia, concretamente a Alhama de Murcia....
Preventorio de Sierra Espuña
El Antiguo Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña es el
nombre que reciben los restos del edificio de tres alas de dos alturas y sótano
que albergó a enfermos de tuberculosis y lepra entre 1917 y 1962. El hospital
contaba con doscientas camas y 50 empleados. En la planta superior se ubicaron
los enfermos más graves que estaban aislados, mientras que, en la planta baja
lo hicieron los menos graves pudiendo dar incluso paseos por la sierra y ser
visitados por los familiares. Normalmente la mayoría acababa subiendo a la
planta alta y muriendo tras una larga agonía. Una vez a la semana subía en
carro el sepulturero del Cementerio de Alhama a recoger los cadáveres para
darles entierro.
Los elevados gastos del edificio llevan, en 1962, a su cierre
tras haber sido reconvertido en un orfanato. En 1980 el Gobierno Regional, reconvierte
solo el ala izquierda, en un albergue juvenil, por falta de presupuesto quedando
el resto igualmente abandonado. Tras varios veranos de decadencia, en 1995, se
echa el cierre definitivo con vigilancia para evitar que fuera objeto de actos
vandálicos pero ésta fue retirada en 1997. Hoy su acceso se encuentra prohibido
por el alto riesgo de derrumbe que existe.
Diversos testimonios indican que en el Preventorio de Sierra
Espuña sucede cierta fenomenología paranormal, principalmente en la primera
planta y más en concreto en los pasillos que unen la parte reformada y más
moderna con la más antigua. Uno de los últimos conserjes que tuvo el edificio,
ya que hubo varias peticiones de traslado de miembros del personal al cuidado
del inmueble, aseguró haber tenido sensaciones extrañas en los pasillos de la
primera planta e incluso vio como aparecía una extraña mancha en una pared,
dicha mancha tenía una forma muy definida de mujer que siempre terminaba
saliendo a pesar de haber intentado borrarla en numerosas ocasiones con pintura
e incluso picando encima de ella. Otros testigos aseguran que una mujer
demacrada deambula por el interior de los pasillos del edificio, asomándose a
las ventanas y desapareciendo posteriormente.
Uno de los casos más sorprendentes sucedió hace unos años,
mientras un grupo de militares pasaba la noche en el sanatorio. Uno de ellos,
quien hacía guardia, despertó a los demás con una ráfaga de fusil que iba
destinada a un ente, de color verde, que heló la sangre de cuantos lo
presenciaron, destrozando una ventana del pasillo y dejando impactos en la zona
trasera que todavía hoy son visibles. Pero lo más espectacular es que todos los
presentes pudieron ver como las balas, seguidas por su trayectoria luminosa en
la semioscuridad, atravesaron al ser etéreo que permaneció pasivo e inmóvil en
todo momento.
En la actualidad, el sanatorio es muy frecuentado por
parapsicólogos y se cuentan por decenas las supuestas psicofonías registradas.
Lo que nadie niega es que el edificio condensó durante décadas la agonía de
tantas almas y tantas tristes historias que lo convirtieron en el vestíbulo del
cementerio. Y quizá aún quedan entre sus paredes los ecos de aquellas
tragedias...
