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- Cementerio de Castro Urdiales
Posted by :
Oculus
viernes, 29 de abril de 2016
Hola a todos, volvemos
a nuestros paseos por los cementerios de nuestro país.
En
esta ocasión nos vamos hasta Castro Urdiales, al
cementerio de Ballena que fue declarado bien de Interés Cultural en 1994 en
la categoría de monumento debido a su valor artístico y patrimonial.
Es un lugar que en principio no llama la atención o que
crea ciertas reticencias, debido a que se trata de un camposanto, pero este
lugar es una obra de arte en sí mismo.
Este
camposanto se construyó en 1893 tras una petición del Ayuntamiento en 1885 para
crear un nuevo cementerio para la localidad que cumpliera con las normas de
higiene y que tuviera capacidad suficiente, pues el antiguo cementerio se había
quedado pequeño con los años. Fue proyectado por Joaquín Rucoba y Octavio de
Toledo y construido por el arquitecto Alfredo de la Escalera.
Esta construcción formó parte del proceso de
ensanche urbanístico local del siglo XIX que fue proyectado por el arquitecto
local Eladio Laredo y Carranza.
Se trata de cementerio moderno está muy bien dotado, por ejemplo goza de un alcantarillado
digno de cualquier zona de una urbe, avenidas asfaltadas y calles perfectamente
organizadas, bien ordenador y limpio. Se encuentra organizado
en calles paralelas claramente jerarquizadas de modo que las familias de clase
alta se ubicaran en las mejores zonas, con mejor ventilación, perspectivas,
condiciones de humedad y terreno.
Destacan
también los numerosos panteones de las familias más adineradas construidos a
finales del siglo XIX y principios del XX, de estilo neogótico y modernista. En
la construcción de éstos panteones tomaron parte grandes artistas de la época,
como Eladio Laredo, Severino Achúcarro y Leonardo Rucabado.
De todos ellos, quizá el más llamativo es el de la familia
Del Sel, coronado por un ángel junto a un precioso obelisco. La ejecución de la tumba, llevada a cabo en 1909,
corrió a cargo del escultor vizcaíno Francisco Cossío y Molina que utilizó
bronce, mármol y piedra caliza de las canteras de Escobedo (Camargo, Cantabria)
para su creación.