miércoles, 21 de septiembre de 2016
Casa Lercaro
Nos trasladamos a Tenerife, a la histórica ciudad de La
Laguna, a menudo cubierta de una gris niebla, donde en el siglo XVI un amor
impuesto terminó en tragedia.
Cuenta la leyenda que la joven Catalina, hija de los Lercaro,
como correspondía a una joven de familia adinerada y bien posicionada, fue
obligada por su padre a casarse con un adinerado noble de la isla, un hombre de
edad más avanzada que ella y conocido por su despotismo y afición a la trata de
esclavos.
Catalina, cegada por la impotencia y la pena, se levantó de
aquella cama, corrió por los pasillos de la casa y bajando las escaleras que
conducen desde la cocina hasta uno de los patios, decidió quitarse la vida
arrojándose al pozo.
Con los primeros rayos de luz, una de las mujeres encargadas
de la cocina baja hasta el pozo a recoger agua encontrándose con el cuerpo sin
vida de la joven Catalina, flotando y con la mirada dirigida hacia el cielo y
los ojos abiertos.
La familia quedó sumida en un hondo dolor por aquel hecho.
Tras la negativa de la iglesia a enterrar en campo santo a una persona víctima
de suicidio, acaban por dar sepultura a la joven en uno de los patios de la
propia casa.
A las pocas semanas el
personal de servicio de la casa comenzó a rumorear que por los pasillos veían
sombras, escuchaban ruidos y afirmaban haber visto a la difunta Catalina
recostada en el que fue su lecho. En otra ocasión al ir al pozo a recoger agua
para preparar los caldos se encontraron con que el agua se había teñido de rojo
al tiempo que aparecía el espectro de la difunta.
También estos hechos insólitos se presentaron ante los
propietarios del inmueble hasta tal punto, que se vieron obligados a cambiar su
domicilio al norte de la isla, al Valle de La Orotava fijando allí su nueva residencia.
Una vez instalados en la nueva casa y que sepamos, los fenómenos extraños no
volvieron a reproducirse en ella.
En 1993 se llevan a cabo trabajos de restauración en el
palacio con objeto de albergar el Museo de Historia de Tenerife. A raíz de las
obras, varios testigos comienzan a relatar fenómenos inexplicables.
Varios trabajadores del Museo de Historia de Tenerife relatan
actividades paranormales en el mismo. Vasos que explotan, cambios drásticos de
temperatura, pasos en habitaciones cerradas… En lo que muchos coinciden es en
la visión de una joven en momentos en los que no debería haber nadie.
En investigaciones posteriores solo se han podido recoger
anomalías electromagnéticas, sonidos extraños semejantes a pasos de personas y
alguna luz que se encendió sola.
